".....Muchos son los detalles que lo proclaman: el callejón de Midaq fue una de
las joyas de otros tiempos y actualmente es una de las rutilantes estrellas de
la historia de El Cairo. ¿A qué El Cairo me refiero? ¿Al de los fatimíes, al de
los mamelucos o al de los sultanes? La respuesta sólo la saben Dios y los
arqueólogos. A nosotros nos basta con constatar que el callejón es una preciosa
reliquia del pasado. ¿Cómo podría ser de otra manera con el hermoso empedrado
que lleva directamente a la histórica calle Sanadiqiya? Además tiene el café que
todos conocen como el Café de Kirsha, con muros adornados de coloridos
arabescos. De los del callejón, actualmente desconchados, todavía se desprenden
los olores de las antiguas drogas, populares especias y remedios de hoy y de
mañana...
Aunque el callejón está totalmente aislado del bullicio exterior,
tiene una vida propia y personal. Sus raíces conectan, básica y
fundamentalmente, con un mundo profundo del que guarda secretos muy
antiguos.
Los ruidos del día se habían apagado y se comenzaban a oír los del
atardecer, susurros dispersos, un «Buenas noches a todos» por aquí, un «Pasa, es
la hora de la tertulia» por allá. «¡Despierta, tío Kamil y cierra la tienda!»
«¡Cambia el agua del narguile, Sanker!» «¡Apaga el horno, Jaada!» «Este hachís
me duele en el pecho.» «Cinco años de apagones y bombardeos es el precio que
hemos de pagar por nuestros pecados.»
El Callejon de los Milagros. (Naguib Mahfuz).
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