El Monasterio Yenrehanna Kristos está a unos 20 Km. al noroeste de Lalibela, desde esta, se tarda en llegar unas 3 horas a "lomos" de un destartalado 4X4. Luego hay que subir unos empinados escalones (reniego de mi maldita forma de fumar) hasta llegar al Monasterio. Los primeros kilómetros de carretera, aunque sin asfaltar, son aceptables, pero los últimos son tremendos, completamente embarrados (es época de lluvias) de hecho, el último tramo del camino hasta el monasterio lo hacemos a pie.
El entorno de alta montaña es increíble , pequeñas aldeas de chozas y arrogante y hermosa naturaleza. la gente (que nos miran con extrañeza, ya que no es habitual que los turistas se acerquen por aquí) pastorea o recolecta, mientras disfrutamos del paisaje, nos olvidamos del tremendo traqueteo del 4X4.
Para poder entrar en el recinto hay que descalzarse, después de varios días en Etiopia ya he perdido el miedo a las pulgas, habitantes habituales en los interiores de las Iglesias y sin más (me olvido los calcetines en el hotel) entro descalzo. La Iglesia construida en el interior de una gruta, de la que cae una cascada, es pequeña pero realmente interesante.
Como curiosidad en la parte posterior (y completamente a oscuras) hay un gran osario con montones de huesos y restos de cuerpos aún con piel (momificados, supongo por la salinidad del lugar) y
abandonados de cualquier forma, en lo que parece un enorme corral para gallinas con una gran alambrada de púas, (no sé bien si para que ellos no salgan, o nosotros no entremos) que rodea el recinto.
Pienso en mis pies descalzos, en las pulgas, en los chinches y me entran unas enormes ganas de salir corriendo escalones abajo, no lo hago, y como siempre disfruto hasta el ultimo segundo del irrepetible momento.